Lima desde el Arte

Lima desde el Arte

3 de noviembre de 2011

CAMPAÑA INICIATIVA 800-M

EN CAMPAÑA. INICIATIVA 800-M

“Hay que asumir el riesgo de querer mejorar Lima y hacerlo”

Por: Javier Lizarzaburu
Sábado 13 de Agosto del 2011
Considerado uno de los arquitectos vivos más importantes en el Perú y en Francia, Enrique Ciriani es desafiante y cuestionador cuando habla de Lima. Pero su visión es la de una ciudad más humana y acogedora.
¿Qué tipo de relación diría usted que tenemos con Lima?
Me duele que el limeño no se interese en su ciudad. Después de haber vivido casi medio siglo en Francia, donde los franceses viven enamorados de su país, para mí es un choque…
¿Pero era muy diferente cuando usted dejó el Perú?
Cuando yo salí de la escuela (de Ingeniería) yo estaba seguro de que iba a construir el nuevo Perú. La gente que sale de las escuelas hoy ya no piensa así.
¿Qué forma tiene ese no querer?
Nadie hace nada por la ciudad. Un lote se vende y el que construye se va hasta el límite de la propiedad, y si se pueden tirar el árbol de la calle, se lo tiran.
¿Y para usted, qué es querer a Lima?
Es hacer algo que vaya más allá de uno mismo. ¿Qué cosa se está tratando de hacer para que un día se hable de Lima como se habla de Machu Picchu? Nada.
¿A qué se debe esta mala relación con la ciudad?
Porque nadie les ha explicado en la escuela lo que hay que hacer. El sentido cívico. El peruano es su educación, el peruano de todas las razas. Al blanquito le han hecho creer que es mejor, entonces se siente mejor. Le han hecho creer que el otro no es inteligente, entonces no lo ve como inteligente. Pero esa es su educación y se nota en su relación con la ciudad.
Cuando pasea por la ciudad, ¿cuál diría usted que ha sido nuestro peor pecado en los últimos años?
No haber hecho un inventario histórico. O sea, se hace una lista del patrimonio edificado y se pasa una ley que indique que eso no se toca, y si se toca, en tales condiciones.
Es verdad que acá el patrimonio siempre parece en riesgo…
Es un no tener respeto por la historia. Acá tienen que organizarse asociaciones para evitar que se tiren abajo un balcón. Si hay reglamentación, nadie la respeta.
El Centro Histórico, desde el punto de vista de arquitectura, es el más rico del continente, ¿no?
Por supuesto. Aun ahora, que está en mal estado. Hay toneladas de información. Es verdaderamente un Centro Histórico. Ese estilo de vida de las casonas era sensacional, con los zaguanes que eran un espacio intermedio entre la calle y la vida privada de la casa.
¿Por qué es importante la memoria en una ciudad?
En el momento en que el hombre tiene conciencia de que va a morir, aparecen todas las lógicas de la memoria. Primero inventa el vocabulario. Se pone a hablar. Mientras no haya muerte, hablar no tiene sentido, y hablar es un comienzo de memoria. Todo es memoria.
Y SI DESTRUIMOS…
Si al hombre le quitamos la memoria, no le queda nada. Es un animal. Nosotros somos memoria y una ciudad es la materialización de esa esencia humana.
GESTIÓN URBANA
Usted como muchos aboga por una Lima con más áreas verdes.
Ya no hay más espacios libres, entonces un gobierno serio, un municipio serio, debería encargarse de comprar áreas, a valor del mercado, y darle nuevos parques a la ciudad.
Difícil en Lima.
Yo conocía la casa Ayulo, sobre Camino Real, donde hoy se levanta el centro comercial más feo de Lima. Ahí tenían los jardines más bellos y los árboles más lindos de la ciudad. San Isidro debió comprar ese terreno y declararlo parque.
Quizás no tenía dinero para pagar.
Es un modo de pensar que yo rechazo. Para qué existen municipios, si nunca van a tener el dinero para poder trabajar a la escala de un municipio. Entonces, si el dinero es el obstáculo, hagamos un gobierno de callecitas, de comprar focos o pintar paredes, porque es lo único que se puede hacer.
Eso implica una visión de ciudad que no tenemos
Hay que mirar al futuro y construirlo. Ahí se hacen las cosas. Se necesitan áreas verdes, entonces una zona se declara de interés público y se compra a precio de mercado, nadie va a expropiar.
¿Y con qué plata?
Con préstamos o con la plata de inversionistas. Si uno quiere Lima, eso es lo que hay que hacer. Que la gente se encuentre en Lima, que la gente vuelva a Lima. Un lugar donde estar, donde vivir. Que no se acabe a las seis de la tarde.
Pero estamos creciendo entre rejas y muros.
Acá le ponen rejas a todo. A un parque, que es civilizado cuando se cierra de noche. Pero, además, ¡la cantidad de calles cerradas! Eso sucede porque no hay amor por la ciudad.
La gente se siente insegura.
Claro, porque el ladrón es más hábil. Ha logrado que el miedo a ser robado sea lo que prime. Ya la gente no mira a la calle. Uno se pasea entre muros.
Hacemos lo que queremos con nuestras fachadas.
Pero las fachadas le pertenecen a la ciudad. La ciudad es la forma como nosotros vivimos. La ciudad es la más grande invención del hombre. La ciudad es la plaza, el sitio donde iba la gente al principio para el trueque. La primera ciudad es el cruce de un camino con un río. O sea, estar juntos. Es el principio de lo gregario.
El espacio público define una ciudad.
Es lo único. Espacio público es calidad de vida.
Y si estamos levantando muros, ¿estamos creando una anticiudad?
Claro. Y la gente cuando habla de espacio público está refiriéndose al espacio público de sus visitas como turista, porque no reivindica nada en sus ciudades. Y seguro nadie va a pagar 10 soles más si la municipalidad decide construir un nuevo parque.
Un caso: cuatro distritos comparten jurisdicción sobre la Av. Arequipa y está siendo destrozada. ¿No deberían las grandes avenidas ser jurisdicción de la Municipalidad de Lima?
Deberían ser jurisdicción nacional. Lima metrópolis debería tener el control sobre los ejes entre los distritos mismos. Pero eso es planeamiento.
Por sus respuestas, Lima no está bien.
La verdad, aunque no lo crea, yo soy muy optimista. Lo que pasa es que la gente quiere que yo diga que Lima es linda, cuando no hacen nada por Lima. Yo no quiero contribuir a que sigan pensando que Lima ya está. Todavía podemos hacer más.
¿Qué le gustaría ver aquí en 20 años?
Edificios míos, con 50% de áreas libres. O sea, jardines colgantes. Europa ya está hecha. Pero Lima falta por hacer. Acá se puede hacer lo que allá ya no se puede. Pero la gente tiene que querer tomar el riesgo. La gente tiene que querer hacerlo.π
Más árboles y áreas verdes, pero en el aire
Una de las propuestas más novedosas de Enrique Ciriani son los edificios verdes. Esto consiste en construir con 50% de áreas libres que, en su formato vertical, permitiría sembrar césped y árboles en altura. De este modo tendríamos jardines colgantes.

Otro artículo de El COMERCIO: Vivir a la altura de Ciriani

MAESTRO. El hombre que se levanta para cambiar el mundo

Vivir a la altura de Ciriani

SE INAUGURÓ “ENRIQUE CIRIANI: 50 AÑOS DE ARQUITECTURA”. SE TRATA DE UN REPASO A LA OBRA DE UN GRAN CREADOR
Por: Gonzalo Galarza Cerf
Martes 24 de Agosto del 2010
Lleva cinco meses en el Perú, pero hace dos que acaba de entrar: “Una injusticia me impide dormir”. Eso es entrar en el diccionario universal de Enrique Ciriani (Lima, 1936). Los arquitectos no son respetados en este país, dice. Hace 40 años se construía mejor que ahora, protesta. Acá la falta de concursos públicos es un decir, acá no se hace obra pública, denuncia. El arquitecto ha perdido autoridad, reclama. “Finalmente, la arquitectura es un valor suplementario, es el producto de una exigencia humana, no de la necesidad. Cuando se identifica con la necesidad, se equivoca. Yo soy un valor agregado. Eso ha perdido el arquitecto. Estamos en plena campaña electoral y la palabra arquitectura no existe en los discursos. Hemos perdido la presencia a nivel social”, lamenta.
Este hombre egresado de la UNI, que ha creado viviendas multifamiliares y obras emblemáticas en el Perú (residenciales San Felipe y Matute) y Francia (el Museo de la Gran Guerra y el Palacio de Justicia de Pontoise), ha vuelto por una temporada para reencontrarse con la actividad profesional y celebrar con una muestra ese credo que ha cumplido por 50 años: “Un arquitecto se levanta todas las mañanas para cambiar el mundo”. Ciriani es un modernista convencido del valor, el respeto y la dignidad de las personas. “Lo que yo tengo es que la gente me interesa. Solo cuando hago el proyecto, la gente desaparece de mi vida”, afirma.
Por eso propone que sus colegas se unan y rechacen trabajar para constructoras que infringen las leyes básicas de la arquitectura. “El peruano con dinero vive mal”, repite y propone: “Hacer que el peruano se sienta más peruano que el Perú”. Para eso –explica– hay que despertarlo del relajo en el que afirma ha caído el país, tras la época de crisis económica, política y de violencia: “Eso me duele acá. Al salir de una cosa grave, no pasa nada. Debería ser al contrario. Para decir nunca más, tienes que tener ideas, no basta con decirlo”.
A sus 74 años y con distinciones como el Gran Premio Nacional de Arquitectura de Francia y la Palma de Oro Nacional de la Vivienda Francesa, Ciriani es un autor (su nombre es una firma), pero no un artista: “La moda es ser un artista, eso viene de Gehry. Le quitan un poco de autoridad al arquitecto”. Su obra es lo opuesto al trabajo de Frank Gehry. Ciriani no usa 3D; él reivindica con pasión el dibujo y el hecho de hacer las cosas a mano. “La arquitectura tiene que desacelerar, para que la gente pueda ver, pensar, apreciar, sentir su cuerpo”, señala.
Ciriani dice que la vivienda es la materia de la ciudad, que los edificios públicos, en cambio, son la historia de la arquitectura. “Mi preocupación principal es qué puedo aportar a la historia; mientras que cuando hago viviendas pienso en la dignidad de la gente”, afirma y sonríe seguro (“estoy convencido de que hago mejor las cosas que los demás”), sintiéndose afortunado: “He tenido suerte, he podido llegar a vivir 50 años como arquitecto haciendo lo que me parecía siempre”.
EL DATO
“Enrique Ciriani: 50 años de arquitectura” repasa con fotos y dibujos sus obras más emblemáticas y los proyectos que propone para lima. Allí se concentra su búsqueda arquitectónica: “Construir una mitad espacial vacía y otra construida. Una valoriza a la otra y viceversa”.